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La esencia que lo sostiene todo: la presencia del amor creativo

En el fondo de cada melodía, detrás de cada página escrita y en la raíz de toda lectura que nos conmueve, hay algo que no se ve, pero se siente. Es esa corriente sutil que une al autor con el lector, al músico con el oyente, al creador con el mundo: la presencia de la esencia que fluye a través del amor.

Cuando la creatividad se deja guiar por esa fuerza, ya no se trata solo de notas, palabras o historias; se convierte en un puente vivo, capaz de tocar lo más profundo del ser. Es ahí donde la música deja de ser un sonido y se vuelve vibración; donde la novela trasciende la tinta y se vuelve experiencia; donde la lectura deja de ser un acto pasivo y se convierte en un encuentro.

Esa esencia no se fuerza. No se compra ni se imita. Fluye cuando dejamos espacio para que el amor inspire la creación: amor por lo que hacemos, por quien lo recibirá, por la vida misma.

Y quizá eso es lo más esencial: recordar que toda verdadera obra nace cuando la presencia se llena de amor y el amor se transforma en creatividad.